
“Si (el juego) es honesto, (entonces) es aleatorio.”
¿Águila o sol? (II)
Carlos A Limón
Cruz…
Profesora de tiempo completo de la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas de la uap, Hortensia Reyes Fernández es totalmente realista respecto a las supuestas “bondades” de los juegos de azar.
Está entrenada para descartar elementos ajenos a los de las teorías de juegos, estadísticas y probabilidad, como los números de la suerte, la intuición, las ayudas misteriosas y otros fenómenos más allá de la ciencia, de la lógica. Y al respecto, es contundente.
—¿Qué opina un matemático de los juegos de azar, de los juegos de lotería? ¿Son fiables o son puro negocio?
—Son puro negocio, porque las probabilidades de que ganen son chiquitas, muy chiquititas. Matemáticamente las posibilidades son muy pocas, porque es un juego de azar.
”En la lotería la gente invierte su dinero, pero la oportunidad de que gane es más que nada psicológica, es decir, sentir que puede ganar. Pero lo que nosotros sabemos es que sólo gana una persona —y sí, gana mucho— pero cuántos son los que jugaron; esos perdieron, pero nadie lo nota.”
Por eso reveló que una de las claves para entender el funcionamiento del negocio de la lotería son las cantidades de la emisión. “Como se tienen muchas numeraciones —son grandes, del tamaño de los boletos que se emiten— es poco posible que se tenga éxito, y esa es la ganancia de ellos. Eso sí, depende de las cantidades de boletos, pero aún así sigue siendo azar.”
—O sea, ¿no sirven las estadísticas, ni los cálculos, ni nada?
—No, no, eso no sirve. Todo es aleatorio; incluso cuando es negocio también se alteran los instrumentos. O cuando se encuentra una secuencia ganadora (en los casinos), hay gente que vigila esas circunstancias, para evitar que la pérdida no sea grande, porque no les conviene.
Cuestionada sobre los famosos “métodos, rutinas o seguimientos” de jugadores “experimentados”, Reyes Fernández continúa inamovible, no da cuartel. “A pesar de que sea un jugador que se la pase comprando, comparando qué combinación fue la ganadora, quién fue el ganador. Aunque encuentre una secuencia, una combinación ganadora, sabemos que en el siguiente juego vuelve a cambiar, es normal.
Incluso en los llamados sorteos de instituciones de asistencia social, o de universidades aplica los inflexibles conceptos, aunque la emisión de boletos sea limitada. “Sí, sí, claro. Son pocos, realmente pocos los que reciben premios, en comparación de los que compran boleto. Porque finalmente es un juego, es un negocio, y debe tener una ganancia. Todo es en función de eso. ‘Debo obtener más de los que voy a entregar’, es el lema”.
Al preguntarle sobre las supuestas secuencias ganadoras, leyendas urbanas del arte de la apuesta, que cerebros aparentemente “entrenados” —o con dones matemáticos naturales que pululan en películas o series de televisión— tienen, la entrevistada esboza sólo una sonrisa demoledora.
“La verdad, cuando sucede, yo creo que le salió de ‘chiripa’, por que si uno quiere hacerlo en serio, debe tener unos modelos (matemáticos) bastante complicados, y aún así es difícil. Si no, gente que tiene bastantes conocimientos y trabaja en las bolsas de valores ya se hubiera hecho millonaria desde cuando, ¿no? Incluso la gente que trabaja en la estadística de estos asuntos, ya se hubiera hecho rica, más rica que el más rico de los mexicanos.
”Por que siempre hay ahí una parte de azar que no podemos controlar, y es la que siempre está influyendo (sobre el juego).”
—¿Incluso ustedes como matemáticos, cómo personas entrenadas?
—Sí, ha habido profesores que han jugado a la lotería, a los juegos de azar. Pero al final de cuentas también vieron que es sólo negocio— concluye al señalar que siempre hay otras opciones para tener dinero, como trabajar, ahorrar e invertir con constancia, inteligencia, información y, tal vez —sólo tal vez— un poco de suerte.
Profesora de tiempo completo de la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas de la uap, Hortensia Reyes Fernández es totalmente realista respecto a las supuestas “bondades” de los juegos de azar.
Está entrenada para descartar elementos ajenos a los de las teorías de juegos, estadísticas y probabilidad, como los números de la suerte, la intuición, las ayudas misteriosas y otros fenómenos más allá de la ciencia, de la lógica. Y al respecto, es contundente.
—¿Qué opina un matemático de los juegos de azar, de los juegos de lotería? ¿Son fiables o son puro negocio?
—Son puro negocio, porque las probabilidades de que ganen son chiquitas, muy chiquititas. Matemáticamente las posibilidades son muy pocas, porque es un juego de azar.
”En la lotería la gente invierte su dinero, pero la oportunidad de que gane es más que nada psicológica, es decir, sentir que puede ganar. Pero lo que nosotros sabemos es que sólo gana una persona —y sí, gana mucho— pero cuántos son los que jugaron; esos perdieron, pero nadie lo nota.”
Por eso reveló que una de las claves para entender el funcionamiento del negocio de la lotería son las cantidades de la emisión. “Como se tienen muchas numeraciones —son grandes, del tamaño de los boletos que se emiten— es poco posible que se tenga éxito, y esa es la ganancia de ellos. Eso sí, depende de las cantidades de boletos, pero aún así sigue siendo azar.”
—O sea, ¿no sirven las estadísticas, ni los cálculos, ni nada?
—No, no, eso no sirve. Todo es aleatorio; incluso cuando es negocio también se alteran los instrumentos. O cuando se encuentra una secuencia ganadora (en los casinos), hay gente que vigila esas circunstancias, para evitar que la pérdida no sea grande, porque no les conviene.
Cuestionada sobre los famosos “métodos, rutinas o seguimientos” de jugadores “experimentados”, Reyes Fernández continúa inamovible, no da cuartel. “A pesar de que sea un jugador que se la pase comprando, comparando qué combinación fue la ganadora, quién fue el ganador. Aunque encuentre una secuencia, una combinación ganadora, sabemos que en el siguiente juego vuelve a cambiar, es normal.
Incluso en los llamados sorteos de instituciones de asistencia social, o de universidades aplica los inflexibles conceptos, aunque la emisión de boletos sea limitada. “Sí, sí, claro. Son pocos, realmente pocos los que reciben premios, en comparación de los que compran boleto. Porque finalmente es un juego, es un negocio, y debe tener una ganancia. Todo es en función de eso. ‘Debo obtener más de los que voy a entregar’, es el lema”.
Al preguntarle sobre las supuestas secuencias ganadoras, leyendas urbanas del arte de la apuesta, que cerebros aparentemente “entrenados” —o con dones matemáticos naturales que pululan en películas o series de televisión— tienen, la entrevistada esboza sólo una sonrisa demoledora.
“La verdad, cuando sucede, yo creo que le salió de ‘chiripa’, por que si uno quiere hacerlo en serio, debe tener unos modelos (matemáticos) bastante complicados, y aún así es difícil. Si no, gente que tiene bastantes conocimientos y trabaja en las bolsas de valores ya se hubiera hecho millonaria desde cuando, ¿no? Incluso la gente que trabaja en la estadística de estos asuntos, ya se hubiera hecho rica, más rica que el más rico de los mexicanos.
”Por que siempre hay ahí una parte de azar que no podemos controlar, y es la que siempre está influyendo (sobre el juego).”
—¿Incluso ustedes como matemáticos, cómo personas entrenadas?
—Sí, ha habido profesores que han jugado a la lotería, a los juegos de azar. Pero al final de cuentas también vieron que es sólo negocio— concluye al señalar que siempre hay otras opciones para tener dinero, como trabajar, ahorrar e invertir con constancia, inteligencia, información y, tal vez —sólo tal vez— un poco de suerte.
©® Texto. Carlos A Limón. 2010
© Foto. Mireya Novo. 2010
© Foto. Mireya Novo. 2010